miércoles, 3 de marzo de 2010

Caminando

No es que el laberinto sea azul o verde. No es que no quiera atravesarlo. Tampoco es que no me guste. No.
Tal vez sea que me da miedo no poder volver atrás. Tal vez que la desposesión extrema me aterre. O me imponga la participación común de lo personal. No lo sé.
Pero ya tengo un pie dentro. Y la cabeza también. De vez en cuando noto la brisa que me anima, incita y alienta a seguir adelante. Lo agradezco. Me anima y me inquieta a la vez (aunque no quiera).
Lo siento. Paso a paso.
Ya estoy dentro y seguiré deambulando al principio, y después caminando erguida, por un laberinto, hasta ahora, impenetrable.

lunes, 1 de marzo de 2010

De arañas bigotudas y otras historias

La atractiva magulladura inicial se convierte en caricia ansiosa, deseosa y expectante. Y mientras el temido dolor inexistente e imaginario naufraga por el retrete de los supisros, se abren los cielos coloridos.
Suenan biografías invulnerables en mi cabeza y yo, por acto refljo me convierto en invencible también.¿Te ocurre a veces algo así? que te sientes invencible, capaz de cualquier cosa, eufórica.

Un menú en el que sólo tienes el privilegio de elegir ciertas cosas. Unos el postre y el primer plato. Otros el segundo nada más. Y al final, dependiendo de tu suerte y teniendo algo de fortuna en tus elecciones, podrás salir satisfecha del restaurante. Eso es absolutamente cierto, ciertamente dudoso y totalmente relativo. Es lo que opino de los restaurantes en los que no me dejan a mi libre albedrío la elección de mi menú. Y ¿qué decir ante la honradez y la sinceridad? Mirar, respetar y como mucho debatir. Para algo existen los colores. Para pintar de azul los corazones, verdes cielos y rojos mares.

Y de momento imagino. Imagino muchas realidades. Ya sea allí o acá, aquí o allá.
Y mientras ninguna araña bigotuda me susurre al oído, bajándose los pantalones, que le acompañe a buscar una libertad infinita, que yo conmigo misma no pueda hallar, seguiré pensando igual.