miércoles, 28 de octubre de 2009

Hay veces

Hay veces que es necesario enojarse, irritarse, enervarse...
Hacía tiempo que no lo hacías y ya te daba igual. Lo que sea. Al final acabas sacando punta una y otra vez a un lapiz, que cada vez es más y más pequeño.
Tal vez es el momento, tal vez ahora te des cuenta de todo y dejes de repetir la historia interminable en tu cabeza, una y otra vez. O no. Seguramente, mañana cuando te levantes, te volverás a poner esa venda morada en los ojos, creyendo que los lápices sonríen y expulsan una luz infiníta que, algún día, puede que llegue a alumbrar tu camino. Creyendo que tus zapatillas no están muertas y que te llevarán a un mundo original donde en las hogueras se asen cerdos sonriéntes.
Y esa voz, y tu sonrísa embarrada que se va apagando otra vez.
Tú, que prodigas a los cuatro vientos que hay que abrirse de mente, eres incapaz de abrir tus ojos siquiera; mejor cállate y cuando sepas escuchar, ver e interpretar tu mundo, entonces, podrás hablar y decir lo que piensas.

Sí, hay veces que es necesario enorjarse, irritarse, enervarse...

lunes, 26 de octubre de 2009

El espejo

Un espejo, y las misteriosas calles que en él se esconden.
Media hora, y el teléfono, y tus manos, y tu corazón. Intentas moverte entre la niebla y los arrecifes que evitan que veas aquello que quieres. Pero te sonríe.
Sonríe y te ignora. Y la angustia crece despacio hacia la derrota que se mezcla en un cielo de otra magnitud. E intentas cambiar de objetivos. Unos objetivos muy subjetivos que te marcaste a fuego hace tiempo y debes volver a cambiar.
Y decides, entonces, hacer turismo. Un turismo presuntuoso por las misteriosas calles que un espejo cualquiera pueda mostrarte.

viernes, 23 de octubre de 2009

Incapaz

Sería incapaz de decir todo lo que escribo.
Sería incapaz de escribir todo lo que pienso, de admitir todo lo que siento y sentir todo lo que pienso.
Pensar y sentir, escribir y decir...
Pero, soy capaz de sentir todo lo que escribo y de pensar todo lo que siento, tal vez en exceso.
Acaso, algún día, podré decir todo lo que siento, sin antes haberlo pensado, y escribir todo lo que quiero. Aunque piense y sienta que el querer es una utopía.

domingo, 18 de octubre de 2009

Puedo o podría

Puedo escribir sobre mil y una noches en una ciudad que ni siquiera conozco, sobre zapatillas blancas y pantalones vaqueros, sobre lágrimas en un viaje hacia la capital de mi persona.
Podría llegar a escribir sobre viviendas vacías, sobre bolsillos rotos por los que se escapan ilusiones, sobre reencuentros primerizos e inesperados en madrugadas frias. Sobre besos.
Puedo escribir sobre canciones que te alegran, sobre amigos a los que quieres y amigos a los que odias, sobre recuerdos borrados a la fuerza y sobre consejos que alguien, desde algún lugar desconocido, te grita y ni siquiera consigues advertir.
Podría escribir sobre todas estas cosas y sobre muchas otras más... pero no lo voy a hacer.

martes, 13 de octubre de 2009

Alguien

Alguien es alguien, pero cuando deja de serlo, es nadie; aunque siga siendo alguien.
Es una de esas palabras que sabes que tienen algo detrás. No se queda sólo en eso, en una mera palabra. Qué es lo que esconde, es algo que sólo quien la utiliza sabe. Y lo que significa para quien lo dice, sólo él lo sabe.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Días

Y, mientras oyes la radio, es de esos días en los que todas las canciones, sin salvedades, hablan de tí. Hablen de lo que hablen, sabes que las han escrito para tí y pensando en tí. Te sientes identificada con cualquier letra. Todas saben cómo te sientes y lo que sientes.
Es de esos días en los que, por tus ojos salen palabras, que cualquiera puede llegar a leer. Que tus sentimientos, están expuestos a quien mire a tus ojos y quiera saberlos.
Tú lo sabes e intentas taparte los ojos, desviar el camino de esas palabras que salen de ellos. Porque no son frases sin sentido, son las palabras más serias que dirías jamás, lo más racional y a la vez irracional que no te atreverías a decir jamás. Sabes que si alguien las lee, ya no serán tuyas. Y, de momento, es lo único que tienes.

lunes, 5 de octubre de 2009

De excusas absurdas

Busco algo, cualquier cosa, una excusa. Pero ni a mí me sirve. No sé ni si quiero esa excusa. No sé si la necesito.
Hay veces que no sabemos, ni de excusas, ni de colores marrones y grises, ni de melancolías y tristezas. Ni leemos, ni escribimos, ni sonreímos, ni lloramos. Sólo sentimos. Sólo siento. Aunque no sepa si es frio o calor. Y de pronto, todo como vino, se va. Todo. Y no sabes si es bueno o malo, azul o verde. Y de pronto, te olvidas de tí, o de mí; y vuelves a pensar en otra cosa. Tal vez intentando ocultar algo que no deberías. Tal vez intentando buscarte una nueva excusa. Seguramente, buscando una absurda excusa que no sabes ni si la quieres o ni si te servirá.