A la princesa bailarina le gusta el ruido ochentero. Bebe, silva y se tira pedos.
La princesa bailarina fuma, piensa y siente; y a veces caga y se caga en la gente.
La princesa bailarina, a veces mira con desprecio y suelta sapos y culebras por su boca. No ve el mundo rosa, lo ve con todas las tonalidades de los diferentes colores existentes.
La princesa bailarina bebe cerveza, escupe e insulta.
La princesa bailarina folla y en ocasiones hace el amor.
La princesa bailarina no canta como los ángeles y no pierde zapatos; grita, pierde la cabeza y a veces la dignidad.
La princesa bailarina no vive en un mundo maravilloso, simplemente vive.
Hoy la princesa bailarina estrena vestido.