En fán de un cambio en los finales. Fán de una caperucita roja moderna que vive un feliz romance con Bella, que pasa de la Bestia. Y que se comen al lobo, con ensalada; y que se comen a besos.
Fán de las canciones que no hablan de amor, que hablan de sentimientos; de los amaneceres en la compañía ansiada y los atardeceres con una cerveza en la mano, con gente de verdad. Fán de esas pequeñas cosas, de una lágrima o una gota de lluvia, del sol. Fán de la poesía de sentimientos y no de la poesía pedante. Fán de una habitación vacía y de la creación diferente.
De los viajes que te cambian y te replantean. De los brindis porque sí y de los brindis porque no.
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Y ahí se quedó siendo fan y sin atreverse a ser artista.