lunes, 22 de noviembre de 2010

De momento

Imaginar creando tonterías o crear imaginando realidades.
Visitar extraños lugares y aprender de lo más cotidiano. Aprender. Aprender aprendiendo. Y enseñar aprendiendo.
Experimentar nuevas y viejas sensaciones y recuerdos.
Construir castillos de arena con las manos; desnudar y ser desnudada con miradas, y sin ellas.
Escuchar nueva música. Compartir. Escribir.
Leer museos y libros. Buenos y malos.
Trabajar poco, lo justo.
Y disfrutar.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Calendario

Hay un calendario chino que me hace pensar y me recuerda ideas borrachas. Borrachas y absurdas. Absurdeces soñadas.

Y sueños.
Sueños no clasificables, confusos e imprecisos en el presente.

Presente, futuro y pasado. Todo tiene un pasado y un presente, pero no necesariamente un futuro. Ni negro, ni blanco, ni rojo.

¿Y tú? ¿Y yo?

Que me invento mi lenguaje y mi idioma, que me invento mi manera de soñar.
Lástima de los finales, que sólo existen al final.

La complejidad y el interiorismo personal. Tengo una pregunta.
Una o mil.

De momento el siete es un número importante y Mayo una línea final. Entre medio no existe nada, más que el presente que quiere jugar.

Dime, ¿juegas?

Dime, ¿qué quieres saber?

martes, 9 de noviembre de 2010

Un poco de frikismo para descansar de la pesadez del pensamiento

Cada letra dice algo diferente a la anterior y cada tipografía habla por sí sola. Pero, puedes elegir la incorrecta siempre que argumentes bien.
Y ahora dicen que "sólo" se podrá escribir sin tilde y "asín" está recogida por la RAE.
Los cambios son cambios y los errores nunca son fracasos.
Y es que a veces te puedes sentir mucho más cómodo con una Arial, por mucho que le llamen "la prima fea de..."
Expón, explica, argumenta y ganarás.
Y no, no tenemos una vida entera para aprender.

martes, 2 de noviembre de 2010

¿Y qué?

¿Y qué si es verdad?
¿Y qué si la vida es llevar un carrito de la compra cada vez más lleno, ver pies ajenos con uñas feas y aguantarte los pedos por el qué dirán?
Y marearte cuando vas hacia atrás en el autobús, odiar la voz de un niño que no para de cantar, ver una y otra vez los mismos sitios, la monotonía de un trabajo mal pagado, la rutina de unos pies que caminan sin pensar, unos ojos sin maquillar que sonríen tristes...
¿Y qué?
Que nunca toque la lotería, que las puertas se abran y se cierren solas, que todos hablen un castellano incomprensible para mí, que sólo piense en frases que únicamente una copa de vino puede entender.
¿Y qué?... ¡Y mucho!
Que todo está construido de una forma armónica aburrida. Que yo no veo las cosas así. Que quiero armonía desequilibrada y asimétrica. Mi pequeño desorden y yo. Y tú.