miércoles, 6 de abril de 2011

Ni centímetros, ni metros, ni kilómetros

Y es que hay veces que los tratos que se hacen en ventanas compartidas, nunca acaban de cerrarse. ¿Y qué se ve, ahora, al leer el tercer verso de la segunda estrofa?
Y es que tal vez haya llegado el momento de dejar de escribir, de pensar, de...
Y todo mientras se rasga una voz, que no es la mía, porque estoy demasiado cansada para poder afinar. Pero prometo emocionarme, tener la carne de gallina, temblar y no llorar.
Y sé que la psicología en esta vida accesoria está al alcance de todos, pero hasta que la ingravidez se aleje y me estampe contra el suelo, los sueños que hierven dolor, alegría, pedazos de incertidumbre e impotencia, rencor y alegres suspiros, permanecerán.

1 comentario:

  1. Dios...qué canción! para mí es más que eso por lo que me hace sentir, porque revela muchas cosas de mi verdad y de cierta historia entre la persona por la que la conocí y yo...

    Nada como un tiempo de reflexión para renovarse pero eso sí, para volver con el alma recuperada. Suerte Prinsoup y no ceses de sentir, de temblar y de no llorar

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