Puedo escribir sobre mil y una noches en una ciudad que ni siquiera conozco, sobre zapatillas blancas y pantalones vaqueros, sobre lágrimas en un viaje hacia la capital de mi persona.
Podría llegar a escribir sobre viviendas vacías, sobre bolsillos rotos por los que se escapan ilusiones, sobre reencuentros primerizos e inesperados en madrugadas frias. Sobre besos.
Puedo escribir sobre canciones que te alegran, sobre amigos a los que quieres y amigos a los que odias, sobre recuerdos borrados a la fuerza y sobre consejos que alguien, desde algún lugar desconocido, te grita y ni siquiera consigues advertir.
Podría escribir sobre todas estas cosas y sobre muchas otras más... pero no lo voy a hacer.
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