lunes, 26 de octubre de 2009

El espejo

Un espejo, y las misteriosas calles que en él se esconden.
Media hora, y el teléfono, y tus manos, y tu corazón. Intentas moverte entre la niebla y los arrecifes que evitan que veas aquello que quieres. Pero te sonríe.
Sonríe y te ignora. Y la angustia crece despacio hacia la derrota que se mezcla en un cielo de otra magnitud. E intentas cambiar de objetivos. Unos objetivos muy subjetivos que te marcaste a fuego hace tiempo y debes volver a cambiar.
Y decides, entonces, hacer turismo. Un turismo presuntuoso por las misteriosas calles que un espejo cualquiera pueda mostrarte.

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