Detente y piensa. Piensa. Piensa en el lanzamiento de una bomba. En sus consecuencias, en qué puede llegar a significar. El principio o el fín.
Bajo los diferentes cielos que encuentras en tus pensamientos encontrarás lluvia, sol, nuevos horizontes y veranos interminables.
Agóbiate y te percátate de que te lastima, por decirlo suavemente. La bomba, lo sabes, acabará por destruir muchas de las cosas que conoces.
Tienes sueño, cierras los ojos y te ves en una ciudad con mar, lejana. Gente con arapos grises, mujeres con vestidos coloridos, putas y caballos. Caballos marrones.
Te desperezas y te aburres. Tienes fiebre, pero no sabes de qué tipo. Y mientras el sueño vuelve a envolverte, intentas decidir si acompañar a esos ojos a su destino puede ser una buena idea.
Tus ojos se cierran y sueñas. Y en ese sueño explota una bomba. Una bomba que arrasa con todo lo que conocías.
miércoles, 25 de noviembre de 2009
martes, 24 de noviembre de 2009
Formas geométricas
Hay momentos y días. Y de repente, lo ves todo tan real, tan claro, tan... ¿rectangular? Es así.
Las formas redondas que antes invadían tu vida, se han convertido, sin previo aviso, en cuadrados perfectos. Cuadrados y rectángulos con sus angulosas esquinas de los que pueden llegar a salir triángulos con puntiagudos vértices, capaces de sacarte un ojo si te acercas demasiado.
Y es cuando te das cuenta de que has metido el dedo en el enchufe, que te has caído del columpio, desde el que te balanceabas y simulabas volar, a un suelo duro y curiosamente también rectangular.
Y te preguntas dónde estarán, a dónde habrán escapado esas formas redondeadas a las que te habías acostumbrado, a las que tanto tiempo habías abrazado.
Volverán, lo sabes. Algún día, muy a tu pesar, volverán. Pero siempre para volver a marcharse otra vez.
Las formas redondas que antes invadían tu vida, se han convertido, sin previo aviso, en cuadrados perfectos. Cuadrados y rectángulos con sus angulosas esquinas de los que pueden llegar a salir triángulos con puntiagudos vértices, capaces de sacarte un ojo si te acercas demasiado.
Y es cuando te das cuenta de que has metido el dedo en el enchufe, que te has caído del columpio, desde el que te balanceabas y simulabas volar, a un suelo duro y curiosamente también rectangular.
Y te preguntas dónde estarán, a dónde habrán escapado esas formas redondeadas a las que te habías acostumbrado, a las que tanto tiempo habías abrazado.
Volverán, lo sabes. Algún día, muy a tu pesar, volverán. Pero siempre para volver a marcharse otra vez.
jueves, 19 de noviembre de 2009
Verbos
Necesitar. Yo necesito, tú necesitas...
No hay nada que no me haya dicho ya entre facturas que cobran más precio que el que les corresponde.
Temer. Yo temo...
No puedes elegir muchas de las cosas que encuentras mientras recoges los cristales rotos del suelo poco a poco. Y tener que borrar escenas, como en el cine.
Conseguir. Yo consigo, tú consigues...
Algunas veces me maravilla la efervescencia de algunos objetos al lanzarlos a los fogones de la ciencia o del arte.
Correr. Yo corro...
Los karaokes son intentos de ser quien no eres por unos minutos, como tantas otras cosas que se hallan antes de alcanzar la linea de meta.
Querer. Yo quiero, tú quieres...
Diferente.
No hay nada que no me haya dicho ya entre facturas que cobran más precio que el que les corresponde.
Temer. Yo temo...
No puedes elegir muchas de las cosas que encuentras mientras recoges los cristales rotos del suelo poco a poco. Y tener que borrar escenas, como en el cine.
Conseguir. Yo consigo, tú consigues...
Algunas veces me maravilla la efervescencia de algunos objetos al lanzarlos a los fogones de la ciencia o del arte.
Correr. Yo corro...
Los karaokes son intentos de ser quien no eres por unos minutos, como tantas otras cosas que se hallan antes de alcanzar la linea de meta.
Querer. Yo quiero, tú quieres...
Diferente.
Al azar
Hablo siempre que hay que callar.
La ausencia de ceniza no significa que no haya habido fuego, al igual que podemos encontrar cenizas donde jamás ardió nada.
De verdad, equivocarme sobre cómo desatar un nudo de mis botas de monte es lo que más me preocupa ahora mismo. Al igual que buscar la lógica en algo que no la tiene.
Buscar dimensiones desconocidas, acabar proyectos que algún día comencé; y proteger mi lado más sensible, ése que un día se protege él solo y al día siguiente necesita ser sujetado por un andamio de acero.
Descubro el porqué del linchamiento ceremonial mensual, o en ocasiones semanal. No me soprende el resultado, no me sorprende que no me impacte.
El meteorito colisionó hace tiempo en Marte.
Y yo no quiero ir a un parque de atracciones, primero quiero montarme en el columpio y volar. Y volar.
Alguien me dijo que lo comlplicado es bello. Me quedo con eso.
La ausencia de ceniza no significa que no haya habido fuego, al igual que podemos encontrar cenizas donde jamás ardió nada.
De verdad, equivocarme sobre cómo desatar un nudo de mis botas de monte es lo que más me preocupa ahora mismo. Al igual que buscar la lógica en algo que no la tiene.
Buscar dimensiones desconocidas, acabar proyectos que algún día comencé; y proteger mi lado más sensible, ése que un día se protege él solo y al día siguiente necesita ser sujetado por un andamio de acero.
Descubro el porqué del linchamiento ceremonial mensual, o en ocasiones semanal. No me soprende el resultado, no me sorprende que no me impacte.
El meteorito colisionó hace tiempo en Marte.
Y yo no quiero ir a un parque de atracciones, primero quiero montarme en el columpio y volar. Y volar.
Alguien me dijo que lo comlplicado es bello. Me quedo con eso.
lunes, 16 de noviembre de 2009
De palabras y conceptos
Ssshhh, calla. Dime, ¿qué?
Algo. O nada. O todo. Demasiado, tal vez.
No, demasiado no, no se dice esa palabra. Sólo es un concepto. Para tí no. Lo sé, dime tú entonces... ¿qué?. No lo sé.
Me voy. No te vayas. ¿Qué?. Nada, adios. Adios.
Algo. O nada. O todo. Demasiado, tal vez.
No, demasiado no, no se dice esa palabra. Sólo es un concepto. Para tí no. Lo sé, dime tú entonces... ¿qué?. No lo sé.
Me voy. No te vayas. ¿Qué?. Nada, adios. Adios.
miércoles, 11 de noviembre de 2009
Mis secretos
Mis secretos se esconden en miradas, en sonrisas, en caricias y en textos. Los entierro debajo de mi cama, haciendo compañía a los demás monstruos que viven allí.
Mis secretos son míos, y de nadie más. Por que cuando los cuento ya no son secretos.
Mis secretos los encierro en palabras, los camuflo en sonrisas y colores, en canciones y esperas.
Tienen nombre y tienen fecha, lo que no tienen es boca.
Podría llenar baldes y baldes de agua de mar y ahogarlos. Podría montarme en ellos y flotar, en un mundo de ilusión, como en una nube de algodón, o arrojar mil botellas al mar y que alguien curioso los descubriese al otro lado del mundo.
Pero son mis secretos y si los cuento dejan de ser lo que són, secretos.
Después de todo, es lo único que sé seguro que tengo.
Son mis secretos, al fin y al cabo.
Mis secretos son míos, y de nadie más. Por que cuando los cuento ya no son secretos.
Mis secretos los encierro en palabras, los camuflo en sonrisas y colores, en canciones y esperas.
Tienen nombre y tienen fecha, lo que no tienen es boca.
Podría llenar baldes y baldes de agua de mar y ahogarlos. Podría montarme en ellos y flotar, en un mundo de ilusión, como en una nube de algodón, o arrojar mil botellas al mar y que alguien curioso los descubriese al otro lado del mundo.
Pero son mis secretos y si los cuento dejan de ser lo que són, secretos.
Después de todo, es lo único que sé seguro que tengo.
Son mis secretos, al fin y al cabo.
miércoles, 4 de noviembre de 2009
Utopías, ilusiones, sueños y fantasías
Quiero creer en mi culpabilidad o mi inocencia.
Quiero saber. Saber odiar, pero de verdad.
Quiero conocer caminos que me sorprendan y al final de ellos encontrar un abrazo de recompensa.
Quiero llorar de tristeza o alegría, pero no de rabia.
Quiero instantes, canciones, trabajos y momentos llenos de realidad y libres de caducidad.
Quiero descampados lluviosos donde no pueda guarecerme, después estar a salvo bajo techo, y disfrutar de ambas sensaciones, libertad y seguridad.
Quiero descifrar melancolías, quiero ser la causa de alegrías.
Quiero querer y quiero creer.
Quiero dejar de hablar de utopías, ilusiones, sueños y fantasías.
Quiero saber. Saber odiar, pero de verdad.
Quiero conocer caminos que me sorprendan y al final de ellos encontrar un abrazo de recompensa.
Quiero llorar de tristeza o alegría, pero no de rabia.
Quiero instantes, canciones, trabajos y momentos llenos de realidad y libres de caducidad.
Quiero descampados lluviosos donde no pueda guarecerme, después estar a salvo bajo techo, y disfrutar de ambas sensaciones, libertad y seguridad.
Quiero descifrar melancolías, quiero ser la causa de alegrías.
Quiero querer y quiero creer.
Quiero dejar de hablar de utopías, ilusiones, sueños y fantasías.
martes, 3 de noviembre de 2009
Sin nombre y sin tiempo
Y si no tiene nombre y no tiene tiempo, no se puede clasificar. Y eso me gusta.
No creo en las etiquetas, ni de pantalones ni de chaquetas.
No creo en las marcas que te etiquetan, ni en las etiquetas que te marcan. No de por vida, porque al final todo cambia, o eso dicen. Pero te marcan.
Por eso me gusta, porque no tiene ni nombre, ni tiempo. Es lo que es, o lo que creo que es.
Pero no puedes asegurarte. Y eso asusta, aterra, te confunde, te desvía y puede extraviarte. O no.
Es lo que tiene algo sin tiempo y sin nombre.
No creo en las etiquetas, ni de pantalones ni de chaquetas.
No creo en las marcas que te etiquetan, ni en las etiquetas que te marcan. No de por vida, porque al final todo cambia, o eso dicen. Pero te marcan.
Por eso me gusta, porque no tiene ni nombre, ni tiempo. Es lo que es, o lo que creo que es.
Pero no puedes asegurarte. Y eso asusta, aterra, te confunde, te desvía y puede extraviarte. O no.
Es lo que tiene algo sin tiempo y sin nombre.
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