Mis secretos se esconden en miradas, en sonrisas, en caricias y en textos. Los entierro debajo de mi cama, haciendo compañía a los demás monstruos que viven allí.
Mis secretos son míos, y de nadie más. Por que cuando los cuento ya no son secretos.
Mis secretos los encierro en palabras, los camuflo en sonrisas y colores, en canciones y esperas.
Tienen nombre y tienen fecha, lo que no tienen es boca.
Podría llenar baldes y baldes de agua de mar y ahogarlos. Podría montarme en ellos y flotar, en un mundo de ilusión, como en una nube de algodón, o arrojar mil botellas al mar y que alguien curioso los descubriese al otro lado del mundo.
Pero son mis secretos y si los cuento dejan de ser lo que són, secretos.
Después de todo, es lo único que sé seguro que tengo.
Son mis secretos, al fin y al cabo.
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