jueves, 17 de septiembre de 2009

Mi cubata con hielos, por favor

Tal vez sea que tengo una visión demasido romántica de la vida. O tal vez, que la gente se está convirtiendo en bloques de hielo.

Muchos de los actos o situaciones que veo en el día a día, me parecen frios. Con falta de sentimientos, algo básico en mi forma de entender todo. Y cuando digo todo, digo todo.

Últimamente me sorprendo fijándome en los pequeños detalles de cualquier cosa. Y esa cualquier cosa, si viene de un bloque de hielo, es fria.
Sólo hay un elemento que hace derretir esos bloques de hielo...
Y quien consigue derretirse, se convierte en líquido. Un líquido que es capaz de entrar en rendijas que antes veía imposibles, o que incluso, era incapaz de advertir.
Los líquidos pueden deslizarse casi por cualquier superficie, mezclarse con otros líquidos o sustancias, y a mi entender, llegar más lejos que un bloque de hielo.
Sí, es cierto que el bloque es más sólido, más fuerte, más seguro. Pero también es más frío, más solitario...
Por eso, tarde o temprano, la mayoría de los bloques de hielo acaban por derretirse y mezclarse con otras sustancias. Ya sea en vasos de cubata, de agua o en cualquier río que acabe uniéndose en un mar inmenso.

Tal vez se me haya ido la olla. O tal vez, es que tenga una visión demasiado romántica de la vida.

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